Si el lector desea conocer la fórmula perfecta en generar estrés es esta: Virtualidad, Covid-19 y enseñanza. La combinación de estos elementos se ha transformado en la principal causa de estrés en los maestros de este tiempo.

Pero ¿Qué es la educación a distancia? (Bonilla, 2016) nos da una definición muy acertada: «La educación virtual ha sido definida como la educación a distancia a través del ciberespacio, posible mediante la conexión y uso de internet, que no necesita de un tiempo y espacio específicos, que permite establecer un nuevo escenario de comunicación entre docentes y estudiante»

Si ya la educación presencial tiene momentos de tensión considerables, la educación virtual en tiempos de Covid es aún mayor. Al inicio hubo lo que se podría llamar un relajo en gran parte de los docentes puesto que se creía que la virtualidad eximiría de muchas responsabilidades presenciales. Más adelante, cuando la pandemia llego a todos los sectores de la sociedad la situación cambió.

La (UNESCO, 2020) dice: «La necesidad y urgencia que trajo consigo la crisis sanitaria actual, hizo que los gobiernos cerraran las puertas de las instituciones educativas como una medida para mitigar los efectos de la pandemia, afectando así al 94% de los estudiantes a nivel mundial» y continua (Amuchástegui, et al., 2017) «Sin embargo, la llama de la educación no puede apagarse y aún en este contexto de extrema emergencia, debe ser garantizada como un derecho humano fundamental»

Las escuelas se cerraron completamente y las instituciones educativas emprendieron el refuerzo de sus campus virtuales de modo que gran parte de lo que era presencial se pudiera realizar a través de la web. Los maestros comprendieron que sus labores ahora se habían aumentado, ya no debían solo suplir sus responsabilidades presenciales, sino que, ahora deberían acelerar su aprendizaje en el manejo de herramientas didácticas virtuales como mediadoras de su enseñanza.

(Bonilla-Guachamín, 2020) lo definen con más claridad: “El reto de los sistemas educativos en los últimos meses ha sido mantener la vitalidad de la educación y promover el desarrollo de aprendizajes significativos. Para ello, ha contado con dos aliados claves: sus docentes y la virtualidad, en términos más precisos, los docentes a través de la virtualidad. Esto ha representado un desafío sin precedentes, ya que la mayoría de los profesores tuvieron que generar sus propios aprendizajes para trabajar en entornos virtuales y, a la vez, fueron los responsables de enseñar a sus estudiantes a manejarse en ese espacio”

Hasta el momento no se ha mencionado nada que una universidad abierta y a distancia no pueda realizar. Como dice (Amuchástegui, et al., 2017) ya anteriormente, aunque las instituciones cerraran sus instalaciones físicas no significa que la formación también entrara en pausa. Las universidades con la modalidad a distancia ya de por si son aventajadas. En el caso de los colegios y escuelas se generaliza más la situación, ya que la mayoría de estos brindan formación presencial.

Las instituciones de educación presencial debido a este fenómeno se vieron en la obligación de adaptar y en otros casos crear, plataformas que en lo básico sirvieran de soporte para la interacción de maestro-alumno. Claro está, que ya existían algunas herramientas virtuales para este tipo de enseñanza, pero igual seria bajo la misma modalidad, a distancia y con más alumnos de lo común.

(Robles y Sato, 2020) “Con respecto a las redes sociales, siempre hubo cierto reparo en su utilización o potencialidad y una tendencia a acentuar más los obstáculos y riesgos que las ventajas y oportunidades que ofrecían los grupos virtuales, no solo educativos, sino también sociales; sin embargo, con el surgimiento de la pandemia, se han convertido en un recurso altamente valorado”

Enfrentarse a nuevos escenarios, nuevas herramientas y tener que lidiar con horarios apretados de clase ha generado estrés y agotamiento laboral en la mayoría de los maestros. A esto se suma que muchos de ellos no se han limitado a brindar información a través de las plataformas oficiales, sino que, también emplean aplicaciones como whatsapp o Telegram. Al hacerlo, su actividad laboral se extiende a entornos íntimos y de casa, llevando así su labor el tiempo completo. Muy útiles como dice Robles y Sato (2020), pero altamente generador de estrés laboral.

¿Qué se puede hacer ante tal situación?

La verdad es preocupante, salir de una pandemia para tratar de re-acomodar todo y volver a la normalidad no es nada fácil, menos si el cuerpo de maestros está enfermo debido al estrés que le ha generado este fenómeno del covid-19 y la enseñanza 100% virtual. El Estado por lo que se ha visto, difícilmente ha podido mantener la vigencia de los toques de queda y el distanciamiento social. Como se mencionaba antes, es una situación nueva para todos. El Estado en estos momentos no tiene tiempo de pensar en la situación de los maestros, aunque debería. Queda entonces confiar en nuestro cuerpo de científicos, políticos y médicos en que serán diligentes en lo que respecta a las medidas de vacunación en nuestro país. Solo así se podrá empezar a reanudar la normalidad y muchos maestros recuperarán un poco de la tranquilidad familiar y personal que solían tener.

Aun no se alcanzan a entender las consecuencias que este fenómeno dejará en la enseñanza no solo de nuestro país, sino del mundo entero. Habrá perdidas en el nivel de enseñanza y aprendizaje de muchos niños y jóvenes, pero serán mayores las ganancias. Los maestros como buenos educadores, son conocedores que éste es camino de la educación: enfrentar obstáculos, vencer tropiezos para continuar con más fuerza, más sagacidad y astucia en la búsqueda del saber. Lo ven hoy como un sacrificio que tarde o temprano traerá su fruto.

Autor: Dennis Amanda Leal Morantes

Bibliografía

UNESCO (06 de agosto de 2020). El Secretario General de las Naciones Unidas advierte de que se avecina una catástrofe en la educación y cita la previsión de la UNESCO de que 24 millones de alumnos podrían abandonar los estudios. https://es.unesco.org/news/secretario-general-naciones-unidas-advierte-que-seavecina-catastrofe-educacion-y-cita

Amuchástegui, G., Valle, M. I. D., y Renna, H. (2017). Reconstruir sin ladrillos: guías de apoyo para el sector educativo en contextos de emergencia. http://repositorio.minedu.gob.pe/handle/MINEDU/5592

Bonilla-Guachamín, J. A. (2020). Las dos caras de la educación en el COVID-19. CienciAmérica, 9(2), 89-98. http://dx.doi.org/10.33210/ca.v9i2.294

Bonilla, L. A. G. (2016). Deliberación entorno a la Educación Virtual. Interconectando Saberes, (1), 77-89. http://is.uv.mx/index.php/IS/article/view/1112

Fuente: https://finef.com.co/la-educacion-una-posicion-personal-2/

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