Introducción
Durante los últimos 20 años se ha vuelto una moda hablar de sostenibilidad la cual se define como aprovechar los recursos buscando que estos no se acaben, darles un buen uso y sin hacerles daño, pero son muy pocos los cambios en cuanto a la sostenibilidad, y en gran medida esto se debe a la falta de educación por eso es necesario modificar algunas formas de educar, para reconocer las complejidad de las situaciones, para tener en cuenta los derechos de los seres humanos y otras especies, para vivir en un mundo incierto, lleno de problemas, en el que muchas veces reina la desesperanza y cada vez más pesimismo ocasionado por los daños irreparables, ocasionados al planeta.
La educación de hoy en día es crucial para los niños y jóvenes, que son la esperanza desarrollen la habilidad de encontrar soluciones y crear nuevos senderos hacia un futuro mejor, empezar por formar en el aula para el desarrollo sostenible, que en los contenidos de los programas se incluya la formación para un mundo más equitativo, mantener los procesos en la naturaleza de la que indudablemente necesita el ser humano, es indispensable por tanto disminuir las situaciones de miseria, ya que esto hace muy difícil pensar en un desarrollo sostenible, por ello es necesario formar en conciencia ambiental, se puede generar a partir de la reflexión y el conocimiento que tienen los maestros.
Reevaluar los sistemas educativos para plantear en primera instancia el conocimiento que se debe adquirir partiendo por los maestros y estos a su vez lo trasmitan, llevando a procesos en los que a partir de la información y conocimiento de la realidad actual y las consecuencias nefastas del deterioro que ha generado el ser humano al planeta, puedan plantear reflexiones que desemboquen en medidas que den respuestas concretas y se genere conciencia de la responsabilidad individual y colectiva, educando para la sostenibilidad, como la única manera de salvar el planeta y poder heredarle a las futuras generaciones un lugar habitable, en el que la vida sea posible y sobre todo la cultura ambiental haga parte fundamental de la educación de las personas, lo cual desemboca en un cambio de mentalidad y de estilo de vida.
Desarrollo
Educar para el desarrollo sostenible significa entonces que los estudiantes adquieren la capacidad para hacerse responsables del cuidado de sí mismos, de su comunidad y del ambiente en el que viven, según (Huerta, J. (2010):
Es un movimiento internacional de pensamiento y acción que promueve el respeto y cuidado de las personas –incluidas las generaciones presentes y futuras–, de la diversidad, del medio ambiente y de los recursos del planeta. La educación permite comprendernos a nosotros mismos y a los demás, a la vez que entender los vínculos que nos unen a los entornos naturales y sociales. (p.2)
Como documento base de la sostenibilidad, la Carta de la Tierra, instrumento elaborado en La Haya, Holanda, en el año 2000 por representantes de cuatro países (Canadá, Brasil, Costa Rica y Japón), contiene los principios fundamentales para construir una sociedad justa, sostenible. En ella se presenta un enfoque integrado que interrelaciona los problemas que confronta la comunidad mundial. Su marco ético envuelve la responsabilidad y el respeto hacia la vida, la integridad ecológica, la justicia social y económica, la equidad, la democracia, la superación de la pobreza y la paz o no violencia, los principios fundamentales de preservación de la humanidad, respeto hacia los demás, las restricciones hacia los modelos de consumo, el desarrollo humano y la tecnología para el resguardo del planeta.
Para ello deben adquirir conocimientos, desarrollar habilidades, adoptar nuevas conductas y, posiblemente, hacer algunos cambios en su estilo de vida, educar para la sostenibilidad se considera entonces una necesidad que contempla, no solo
el cuidado de los recursos naturales, sino de garantizar la concientización que se pude lograr a través de la educación para que pueda haber un cambio de paradigmas.
Es importante que primero conozcan la realidad, existe mucha información que puede obtener gracias a los avances tecnológicos, toda esa información sensibiliza frente a una cruda realidad y proporciona datos asombrosos, quizá en muchas oportunidades se desconocen; una vez planteado el problema que conozcan las consecuencias nefastas y el desenlace que puede tener todo sino se plantean cambios significativos, es así como se generan espacios de reflexión en el que las personas se planteen qué se puede hacer para aliviar, frenar, quizás mejorar un poco el daño causado, y por último emprender acciones que desde la educación se trasladen a los hogares y los contextos en los que se desenvuelven, contribuyendo así a la sostenibilidad.
No basta con reciclar, es cambiar el afán desmedido de consumo, por eso la formación humana se hace esencial sobre todo en el ser personas, la sociedad de consumo vende cada vez el pensamiento del valor que se adquiere no por lo que es sino por lo que consume, desbocando las personas en un consumismo insaciable que termina volviéndolos unos despilfarradores de la propia vida y de los recursos en donde no importa por encima de qué o quién hay que pasar y en éste caso de los recursos naturales para adquirir un valor extrínseco que muchos terminan creyendo que es el propio, es como lo menciona Buxarrais (2006):
Un trabajo más intenso en el desarrollo de la empatía, a compartir afecto y sentir con el otro, realizando un entrenamiento afectivo; al desarrollo de las habilidades para el diálogo, de escucha activa y de participación social; al desarrollo de la capacidad crítica para darnos cuenta de qué está pasando en el mundo que nos rodea, cuáles son las condiciones de vida de las personas, el respeto a su dignidad y la experiencia del sufrimiento. (p. 224)
Educar para la sostenibilidad es educar para la vida, para cuidar la vida, para trasformar los sistemas en los que se enseñe a cuidar el planeta, no como hasta ahora que se ha educado para destruirlo, para consumir, la educación para el desarrollo sostenible se logra articulando el currículo, contrayendo sentido desde los procesos académicos, una educación que responda a los problemas ambientales que vive la sociedad, pobreza, distinción de géneros, aprovechamiento de las nuevas tecnologías, educar para el consumo sustentable responsable, para aprovechar de mejor manera los recursos naturales.
En cuanto la educación para la sostenibilidad sostienen Macedo y Salgado (2007) que es necesario: “una transformación educativa que va desde la modificación de la estructura, la gestión, los currículos y en los espacios y estrategia de formación y aprendizaje, es decir, no sólo un cambio en los contenidos sino un cambio sistémico”. (p.31).
Por último, se puede afirmar que la educación para la sostenibilidad es todo un proceso que implica al maestro, que es quien genera partiendo del conocimiento de la realidad, la reflexión crítica que suscita el deseo de cambio y que por último impulsa a generar estilos de vida, como lo afirma Martinez, J. (2010):
En definitiva, apostar por educar para la sostenibilidad significa definir un proyecto educativo que determine un estilo –de aprendizaje, de organización, de toma de decisiones y de relación entre las personas- y una cultura escolar acordes con los valores afines a esa sostenibilidad. Un proyecto educativo que, además, potencie una reflexión constante acerca de lo que se enseña y del significado de la evaluación. (P.3)
Es mucho lo que hay por hacer, y es precisamente la educación el único camino posible, las nuevas generaciones reciben un mundo ya maltratado, con secuelas irremediables. Un panorama desesperanzador, en cuanto al calentamiento global, la inmensa cantidad de basuras que inundan los océanos, el uso inadecuado de los recursos, la producción y el consumo irresponsables, y un afán económico egoísta por seguir produciendo, son algunas de las realidades que destruyen y que si no se generan cambios terminarán por destruir y volver inhabitable el planeta tierra.
Conclusiones.
Se debe implementar de manera urgente la formación de los docentes, que se sensibilice frente al tema de la sostenibilidad y así sea un multiplicador para sus estudiantes en todos los niveles.
Formar en el sentido crítico es esencial, de modo que no solo es conocer una realidad, sino el papel que se desempeña frente a esa realidad y el impulso a ser parte del cambio, a través de prácticas concretas desde los hogares y por ende desde los entornos comunitarios.
La Carta de la Tierra ha sido la herramienta básica utilizada para concientizar y sensibilizar, lo cual es el punto de partida para la búsqueda de los objetivos de la educación para la sostenibilidad.
Se debe incorporar en los proyectos educativos, planes de estudio o campañas de sensibilización de los principios éticos desde los que diseñar acciones educativas ajustadas a las nuevas exigencias de un desarrollo humano ambiental y socialmente sostenible.
Por último, la educación para la sostenibilidad se debe traducir en actos concretos, en los que se promueva el buen uso de los recursos naturales y promover acciones como: La reutilización, el reciclaje, el consumo responsable, participar en campañas de sensibilización entre otras. Así como convertirse en divulgadores de campañas que contribuyan a la educación en sostenibilidad.
Por: Denis Alfredo Osorio Carillo.
Fuente: https://finef.com.co/educar-para-cuidar-la-casa-comun/
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